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Anathalie Iamubonye y el poder del intercambio de experiencias

Incluso en medio de todo el dinamismo del mercado de Nyabugogo, es difícil no ver a la vendedora de frutas y verduras Anathalie Iamubonye. Con un vestido azul oscuro y amarillo y un pañuelo a juego, se mantiene de pie con confianza detrás de un puesto repleto de cebollas, ajos, plátanos, judías verdes largas, zanahorias gruesas y tomates maduros de gran calidad. Aunque ya tiene 50 años, esta confianza es nueva.

Anathalie empezó a trabajar como vendedora ambulante cuando era madre de cinco hijos y su marido, jardinero, no conseguía suficiente dinero para mantener a la familia. Anathalie no podía encontrar trabajo porque no había ido a la escuela y porque, como dice ella, “me criaron para ser ama de casa”. Cada día luchaba contra el hambre y la falta de vivienda. Aunque Anathalie acabó encontrando trabajo como empleada doméstica, sus ingresos no le alcanzaban para pagar el alquiler de una vivienda, y mucho menos las tasas escolares. Pronto, sus hijos se vieron obligados a abandonar la escuela.

La venta ambulante se convirtió en la única opción para Anathalie. “Fue muy duro con todos los peligros que implica”, dice. “Tuve que hacer venta ambulante en la calle, caminando con mis dos últimos bebés todo el día, uno en mi espalda y otro caminando a mi lado. A veces nos encarcelaban porque, en mi país, la venta ambulante está prohibida. Otro gran problema era que tenía que llevar la fruta en la cabeza bajo un sol abrumador, lo que disminuía su calidad. Esto afectaba el precio y, al final del día, los problemas de ingresos seguían ahí”.

Ella recuerda: “Nuestras vidas eran vulnerables y estaban en peligro permanente”.

Anathalie cree que su familia seguiría enfrentándose a este nivel de vulnerabilidad y dificultades si ella no se hubiera unido a SYTRIECI hace tres años. “Me uní”, dice, “porque entendí que me ayudaría a encontrar una solución a mis problemas”.

Comenzó a asistir a reuniones mensuales, lo que le ayudó a aprender a ahorrar. Después de unirse a un SSF, pudo obtener y administrar microcréditos sin intereses. Como pudo aumentar su capital de esta manera, pudo comprar el puesto de mercado que SYTRIECI le ayudó a conseguir. Este éxito ha tenido un efecto dominó: ahora no solo puede alimentar a sus hijos y pagar sus cuotas escolares, sino que también ha comprado una casa.

Anathalie también ha aprendido a diversificar sus fuentes de ingresos. Como forma parte de StreetNet International y su red mundial de organizaciones de vendedores ambulantes, SYTRIECI pudo organizar una visita de intercambio de aprendizaje con sindicatos de Kenia y Uganda. La visita presentó a Anathalie y a otras 70 mujeres la fabricación de artesanías como fuente de ingresos. Ahora, como dice Anathalie, "tengo dos opciones para generar ingresos. Cuando el mercado no va bien, puedo vender artesanías y seguir cuidando de mi familia".

Anathalie afirma que este tipo de cursos le han abierto la mente a nuevas posibilidades y espera recibir una formación más avanzada sobre cómo gestionar un negocio e incluso desarrollar una pequeña empresa. “De esta manera”, afirma, “puedo asegurar el futuro”.

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