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Recientemente conversamos con Guillermo Giraldo, presidente de la Unión General de Trabajadores de la Economía Informal (UGTI), una organización nacional en Colombia que ha logrado unir a los trabajadores de la economía informal, que trabajan como vendedores ambulantes, y desafiar las políticas públicas. Quisimos descubrir más sobre su trabajo y qué podemos aprender de su lucha colectiva.
En Colombia, los vendedores ambulantes son estigmatizados, acosados y perseguidos por el gobierno. Durante muchos años se han organizado en asociaciones y otras formas de grupos, pero recién en noviembre de 2009 se creó un sindicato de trabajadores de la economía informal, la UGTI, con 17 organizaciones afiliadas.
Para Guillermo, la unión de los trabajadores es fundamental para levantarse contra las políticas públicas que perjudican a los vendedores ambulantes. “No nos dejan trabajar, nos multan por usar el espacio público, los desalojos son constantes. Nosotros vendemos en la calle porque tenemos que hacerlo, pero no es lo que nos gustaría. Trabajamos durante el día para poder comer por la noche”, explica. Guillermo lleva 45 años vendiendo en la calle y asegura que muchos de sus compañeros siguen vendiendo a pesar de su avanzada edad.
El enfoque pionero de la UGTI fue, precisamente, considerar a los vendedores ambulantes como trabajadores, merecedores de derechos laborales y protección social. Desde el principio, la UGTI formó parte de la Central Unitaria de Trabajadores de Colombia (CUT), la mayor confederación sindical del país. Aunque Guillermo afirma que algunos miembros con empleo formal aún no ven a los vendedores ambulantes como trabajadores en igualdad de condiciones, la CUT ha brindado un apoyo esencial al desarrollo y al fortalecimiento de la UGTI como organización.
El hecho de que los vendedores ambulantes hablen con una sola voz ante las autoridades y exijan sus derechos como trabajadores ha generado cambios positivos en algunas ciudades. Sin embargo, las políticas municipales son diferentes en toda Colombia y, por lo tanto, la vida puede ser más fácil o más difícil según el lugar donde vivas y trabajes como vendedor ambulante.
La UGTI ha tenido mucho éxito en las negociaciones con las autoridades locales de Medellín, la segunda ciudad más grande de Colombia, y en el departamento de Antioquia. Como ejemplo, Guillermo menciona los préstamos del gobierno municipal y cómo han logrado alejar a los vendedores ambulantes de los usureros:
“En Medellín los vendedores ambulantes tienen acceso a créditos con la municipalidad al 1% de interés, mientras que si vas a través de otras instituciones o usureros tienes que pagar hasta un 20% de interés”, explica Guillermo. “Muchos municipios tomaron como ejemplo a seguir el trabajo que hemos hecho en Medellín”.
Además de los préstamos municipales asequibles, los vendedores ambulantes también tienen acceso al Banco de Oportunidades (Banco de las Oportunidades), un programa social de la Secretaría de Desarrollo Económico de la Alcaldía de Medellín con el objetivo de facilitar la financiación de emprendimientos y negocios. A través del Banco de Oportunidades, los vendedores ambulantes pueden contar con préstamos colectivos para grupos de 15 personas, basados en principios de la economía social solidaria.
De hecho, UGTI ha tenido tanto éxito en promover la causa de los trabajadores de la economía informal en Medellín que ahora existe un Día oficial de los Vendedores Ambulantes en el municipio: el 10 de octubre.
Una de las razones por las que UGTI está avanzando en esta ciudad en particular es porque ha estado trabajando en estrecha colaboración con instituciones de educación superior. Colabora en investigaciones con la Universidad de Antioquia y la Universidad CES, por ejemplo, lo que le permite tener datos sobre cuestiones que afectan a los trabajadores de la economía informal, como el acceso a la atención médica.
Para UGTI, mantener esta conexión con la academia es una prioridad. Guillermo explica que visualizan una estructura tripartita para el futuro, que pueda unir a las organizaciones de vendedores ambulantes, funcionarios gubernamentales y la academia para encontrar soluciones.
Cuando se le pregunta por los principales logros de la UGTI hasta el momento, Guillermo tiene mucho que compartir. El principal, tal vez, sería el hecho de que la UGTI sea considerada a nivel nacional como la organización representativa de los vendedores ambulantes. Esto ha llevado a mejores negociaciones con las autoridades y, en los últimos años, la UGTI ha abogado por muchas políticas positivas y decisiones judiciales.
Entre ellos se encuentran la identificación de los vendedores ambulantes en las principales ciudades (incluidas Medellín, Bogotá, Cali), una Sentencia de la Corte Constitucional de Colombia que reconoce el derecho al trabajo de los vendedores ambulantes y que ningún vendedor ambulante puede ser desalojado sin una alternativa, y Acuerdo 42 de 2014, una política municipal de la Gobernación de Medellín con el aporte de los vendedores ambulantes que busca mejorar su calidad de vida, transición a la formalidad y capacitación, enfocándose en necesidades específicas para promover la igualdad y la inclusión social.
El objeto de este acuerdo es adoptar una política pública para la población en situación de vivienda informal de la ciudad de Medellín y sus familias y el mejoramiento de su calidad de vida, su formalización y formación social, atendiendo necesidades específicas que promuevan la equidad y la inclusión.
La UGTI se centra ahora en aumentar su membresía y desarrollar negociaciones con los gobiernos locales. Dos factores han entrado en juego que han hecho que la organización sea más relevante que nunca: COVID-19 y la Ley 1988 de 2019 coloquialmente llamada la Ley de la Empanada. Esta ley recibió su nombre luego de que un ciudadano fuera multado en febrero de 2019 por comprar una empanada a un vendedor ambulante en Bogotá. El ciudadano fue multado con $800,000 COP ($211.80 USD), que fue ampliamente condenado por la opinión pública.
La pandemia fue desastrosa para todo tipo de trabajadores en todo el mundo. Pero en Colombia, tras una impopular reforma fiscal en abril de 2021, decenas de miles de personas salieron a las calles en un paro nacional para protestar contra la creciente desigualdad y la brutalidad policial. Fue la mayor ola de disturbios de los últimos tiempos.
La UGTI se sumó a las protestas y fue una de las organizaciones que exigió al gobierno nacional una renta básica. “Y la conseguimos”, dice Guillermo. “No es mucho –200,000 pesos (unos 51 dólares) cada tres meses a los vendedores ambulantes de las ciudades donde hay censo–, pero la conseguimos”.
Para la UGTI, este tipo de iniciativas nacionales son importantes porque las políticas locales pueden ser muy diferentes. Por eso se mostraron consternados y preocupados cuando el gobierno nacional aprobó lo que popularmente se denomina la Ley de la Empanada.Ley 1988 de 2019), cuyo objetivo supuestamente era ayudar a los vendedores ambulantes a realizar la transición hacia la formalidad.
Sin embargo, la UGTI no cree que la ley sea beneficiosa. “Esta es una política nacional para los vendedores ambulantes. Lo que vemos es que esta ley busca privatizar el espacio público y cobrar a los vendedores ambulantes por el uso u ocupación del espacio público. Hasta ahora hemos estado negociando condiciones con cada gobierno municipal, pero ahora con esta ley nacional perderemos ese derecho”, explica Guillermo.
Su prioridad ahora es cambiar la ley para que pueda conducir a mejores políticas. Una forma de hacerlo es a través de un censo nacional de vendedores ambulantes, para poder tener datos concretos. “Queremos mejorar las cosas para la próxima generación”, agrega Guillermo. “Queremos hacer la transición de la informalidad a la formalidad, pero haciéndolo al mismo tiempo que garantizamos los derechos de los trabajadores. Queremos hacer algunos proyectos piloto en este sentido con el apoyo de otras organizaciones”.
UGTI se unió a StreetNet en 2010 y Guillermo afirma que pertenecer a una alianza global ha tenido un impacto positivo en la forma en que las autoridades perciben a la organización. Hace que la organización sea tomada más en serio y proporciona un contexto internacional para las luchas locales. También genera solidaridad a través de las fronteras y permite el intercambio de experiencias y mejores prácticas.
Como vendedor ambulante veterano y presidente de un sindicato nacional de trabajadores de la economía informal, le preguntamos a Guillermo cuál sería su consejo para otras organizaciones de vendedores ambulantes que se están creando actualmente.
“Trabajar por el principio de unidad de los vendedores ambulantes, tanto a nivel individual como organizativo. Velar por el bien común y abordar el comercio ambulante como un sector”, afirma. “Las autoridades a menudo quieren dividir y gobernar, por lo que debemos permanecer unidos y trabajar por el bien de todos”.
Registrada como una organización sin fines de lucro en Sudáfrica.
Número de orden público 930030585
Licencia de contenido: CC BY-SA 4.0
Dirección física 45 Claribel Road Windermere Durban 4001, Sudáfrica
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